DE LA CUNETA A LA RIERA. DE LA RIERA AL RIO. DEL RIO AL MAR

Caminar por la cuneta de una carretera provincial o comarcal nos muestra la prueba evidente de la desidia voluntaria de las administraciones por donde pasa, no ya el estado de la carretera que es evidente, sino por la cantidad de envases de plástico y latas que se han tirado en las cunetas, hay en lugares, donde está taponado, que se convierte en un auténtico basurero.

Como quiera que las cunetas tienen su desagüe y éste se dirige a una riera próxima, siempre la hay y sino una canalización para librar a la carretera de las aguas pluviales. Como se sabe las rieras desembocan en los ríos o en el mar, pues este es el trayecto de la basura, el efecto de la basura en el mar ya está explicado hasta la saciedad, hay verdaderas islas de plástico, los animales atrapados, peces, aves, tortugas, pero paremos aquí.

Está de moda que cada ayuntamiento que se precie tenga un concejal de medio ambiente, que en la mayoría de los casos tiene dedicación exclusiva o media jornada cobrando unas cantidades nada despreciables por un supuesto trabajo, pues bien las gafas empañadas no les permiten ver las cunetas, tampoco la cantidad de árboles centenarios que los tendidos eléctricos talan, no ven nada, pero no les echemos toda la culpa.

Veamos la gran cantidad de administraciones que se superponen en el supuesto cuidado del medio ambiente:

  1. Ministerio de Medio Ambiente, con sus respectivos Subsecretarios, Directores Generales, Directores de Área, Delegaciones Provinciales, etc.
  2. Consejeros de Medio Ambiente de cada una de las 17 Comunidades autónomas con sus respectivos altos cargos adjuntos, Directores Generales, Directores, Delegaciones Territoriales, etc.
  3. Diputados de Medio Ambiente de las 50 Diputaciones Provinciales, con sus Directores de Área, Delegaciones comarcales, etc.
  4. Consejeros de Medio Ambiente de las Áreas Metropolitanas
  5. Consejeros de Medio Ambiente de los Consejos Comarcales
  6. Consejeros de Medio Ambiente de las Mancomunidades Municipales.
  7. Concejales de Medio Ambiente de los Ayuntamientos.
  8. Agencias, Departamentos del Agua, para la vigilancia de rieras y ríos.

El personal al servicio de estas administraciones sobrepasa unas decenas de miles de trabajadores.

Con toda seguridad nos dejamos algunas administraciones públicas que también tienen competencias en medio ambiente, sin contar la Policía, Policía Municipal, Policías Autonómicas, Guardia Civil, Agentes Rurales, inspectores y otros.

Solo pedimos que recojan la basura que se deposita en las cunetas para que no vaya a las rieras, solo cuatro veces al año con personal suficiente y bien pagado, no usando el gratuito voluntariado (solo los que organizan y mandan cobran) que su labor no es la de limpiar sino de avisar y denunciar. De paso limpiar las rieras y los márgenes de los ríos, no sería excesivo y se daría trabajo a personas paradas.

Se preguntarán si esto tiene un coste, por supuesto, pero mayor es el coste para el medio ambiente y la naturaleza. Además este coste se puedo sufragar con el gasto que ocasiona la superposición de administraciones con la misma competencia, las cantidades que se destinan a los grupos políticos, a los grupos municipales y a los diputados provinciales, consejeros, concejales de medio ambiente y a los numerosos asesores que no se preocupan de su población. Por otro lado se evitarían los gastos que ocasiona los tapones de basura y cañas que cuando hay lluvias torrenciales causan inundaciones y destrozos en fincas, carreteras y puentes.

Elijamos un pueblo y una carretera cualquiera con una población de 2.000 a 10.000 habitantes y una concurrencia normal, bajemos del coche y demos un paseo por la carretera, ahí está la prueba, pero abundemos más, en los lugares que las lluvias torrenciales no se han podido llevar las botellas y envases de plástico y las latas, podemos comprobar que llevan años allí, la fecha de caducidad es la prueba.

Los políticos no están ciegos, están tan llenos de soberbia que no quieren ver lo mal que lo hacen: fincas rústicas convertidas en basureros, apropiación de caminos rurales, modificación del trazado de las rieras, tala de árboles centenarios por las compañías eléctricas, incineración ilegal de residuos, movimientos ilegales de tierras, vertidos de purines en las rieras y productos tóxicos en las rieras, etc., cuando callan esperan beneficios de las puertas giratorias.

Las personas y empresas que cumplen con la normativa medioambiental están sometidas a una burocracia y precios insostenibles. Una burocracia para obtener permisos de “vuelva usted mañana”, “falta el estudio técnico”, “falta el estudio ambiental”, la póliza no porque ya no lo exigen, pero si el pago de la tasa. Los precios de almacenamiento, limpieza y vertidos, resultan insostenible para los autónomos y pequeñas empresas (modo de eliminar la competencia). Dada la cantidad de administraciones competentes en medio ambiente resulta que para solicitar algo se tiene que acudir a un técnico particular para que haga el papeleo, coste sobre coste. El laberinto tiene sus beneficiarios.

Con los “magníficos” políticos medioambientales que tenemos, esperamos que aumenten los basureros ilegales en cunetas, rieras, ríos y mares, lo tienen fácil la culpa es de la gente que lo tira o vierte, no del que debe educar, vigilar y limpiar. Ellos solo cobrar sin hacer nada, solo hay que ver que no hay inspecciones y mucho menos multas.

Si la cosa sigue así algún día puede dar la casualidad que se encuentren alrededor de la misma charca pestilente el representante del Ministerio, el de la Comunidad Autónoma, el de la Diputación, el del Área Metropolitana, el del Consejo Comarcal, el de la Mancomunidad, el del Ayuntamiento, el de las Aguas y Fuentes observando como salen los vapores mortíferos y clamen al unísono: “quince días y a la calle”, ante la estupefacción de policías de todos los uniformes, la guardia civil y los cientos de inspectores con las gafas empañadas y mirándose los unos a los otros se dirán ¿Qué quiere decir eso de “quince día y a la calle”?, les responderá un joven que estaba camuflado observando.  -esta es la frase usual de los políticos cuando no quieren hacer nada, empleada para cualquier situación que no quieren solucionar, quince días en un piso para las mujeres maltratadas, quince días para los derrumbamientos de pisos, quince días para los mendigos, quince días para los inmigrantes, quince días para los desahuciados, quince días para los pobres, quince días y a la calle.

Aún se puede ver alguna luz, la meritoria labor de las vecinas del barrio de La Bordeta de Lleida que defienden el Bosquet, un ejemplo de lucha por la naturaleza. ÁNIMOS.

 

¿EL FUTURO ES UN BASURERO?. DEPENDE DE TI.

ENSEÑANZAS DEL CORONAVIRUS: NINGUNA

Si no se quiere aprender, enseñar no sirve para nada

El ser humano puede ser el animal más inteligente de la tierra, pero está superado por los imbéciles que son los más torpes del planeta. Cualquier otro animal huye del fuego, de los desastres y las enfermedades, los humanos imbéciles son capaces de quemar bosques, crear grandes desastres y entrar en el epicentro de la pandemia.

Entre los imbéciles se encuentran las numerosas especies de políticos que solo piensan en su beneficio particular y las puertas giratorias.

La situación que estamos viviendo podría servir como motivo para solucionar los defectos del sistema, pues nada, seguimos igual, veamos los defectos y las posibles soluciones:

Defensa de la naturaleza. Defensa del medio ambiente.

En lugar de defender la naturaleza se saquean los recursos naturales, se envenena la tierra con tóxicos y mercurio, que como es sabido se introduce en los ríos y los acuíferos, matando todo a su paso. Se talan los árboles dando paso al desierto. Se agotan  los acuíferos para grandes explotaciones agrarias y ganaderas o para campos de golf. El cambio climático es impuesto por las grandes multinacionales con sus emisiones de CO2.

Hemos podido ver que durante los tres meses que ha durado el confinamiento que en las grandes ciudades y también en el campo, la naturaleza quería recuperar lo que le pertenecía, una exhuberancia nunca antes vista, el silencio, la tranquilidad, el aire limpio, pero hemos vuelto a la locura.

Defensa de los pueblos originarios.

Son los únicos seres humanos que viven en armonía con la naturaleza, pero tienen la desgracia de que en los lugares donde viven haya árboles milenarios apetecibles para las multinacionales de la madera, estos árboles que han sido respetados y conservados por sus antepasados durante milenios, son arrasados por las máquinas, dando paso a los ganaderos o mineros para se apoderen de las tierras y de paso desalojar a los nativos. Si hay minerales o petróleo, se envían ejércitos de pistoleros para desalojarles.

En lugar de defender la vida natural de los pueblos aborígenes, se protege a las multinacionales mineras, industrias madereras, ganaderos y otros. El modo de operar es siempre igual, si se descubre oro acuden los más miserables del país, con mercurio y otros venenos, les contagian enfermedades para ellos desconocidas, si los aborígenes se quejan los expulsan de sus tierras ancestrales donde han vivido sus antepasados desde hace miles de años, si no sirve de amedrentamiento pasan a la siguiente fase los asesinan, todo ello con el consentimiento de los gobiernos.

Resulta curioso que son los únicos seres humanos que no tienen derecho a la propiedad de sus tierras ancestrales, como los gobiernos no les consideran personas no les conceden el derecho a la propiedad del territorio que en la mayoría de los casos residen en el lugar desde hace milenios, pero a los no aborígenes se les concede el derecho de propiedad por residir en el lugar durante 20, 30 o 40 años a los aborígenes nunca, o simplemente por inscribir la finca en el registro de la propiedad. Como a los pueblos originarios no se les permite inscribir las tierras comunales, son del Estado que las entrega previo pago a las multinacionales. Nunca mejor dicho la propiedad es un robo.

Consumir lo necesario.

Fiesta. Fiesta. Botellón. Gimnasio. Discoteca. Chiringuitos. Playa. Celebraciones de fútbol. Cumpleaños. Vacaciones. La libertad la entienden como consumo. Ahora en teoría no hay esclavos y gladiadores, pero no se diferencian en mucho con los inmigrantes que trabajan en el campo o de los imbéciles que son capaces de jugar con la vida de sus padres y abuelos con actividades sin la distancia debida para contagiarse y contagiarlos. Todo por el consumo, no pueden estar sin el gimnasio, la terracita del bar para que les vean o la discoteca para pavonear. Para estos imbéciles no hay vida fuera de ello.

Consumir sin necesidad productos de las fábricas del mundo donde los obreros tienen salarios miserables, trabajos sin seguridad física ni social, es la norma imperante. No importa si ya lo tienen, lo importante es comprar y sobretodo después de haber estado sin salir durante unos días. Si no salen de compras no viven, para los imbéciles es una necesidad vital, es lo que entienden por libertad

Creación de una industria pública de material de protección para las trabajadoras de la sanidad.

Se ha tenido que acudir corriendo a los intermediarios y fabricas de estos productos, pagándolo a un precio exagerado cuando lo han podido comprar. La falta de elementos de protección ha causado muchas muertes y enfermedades entre los sanitarios.

A la vista de esta carencia el Gobierno y las Comunidades Autónomas que son las competentes en sanidad, a fin y efecto de evitar lo sucedido deberían potenciar empresas públicas para fabricar estos productos y no depender de la buena voluntad de los intermediarios y fabricantes del extranjero. En Portugal se está investigando una mascarilla antivirus, en la “nación de naciones”, ni el Estado ni las Comunidades Autónomas, se preocupan, su lema es: ¡que investiguen y fabriquen otros!.

La mayoría de los productos son importados, solo hay que mirar los envases y embalajes, en algunos casos no pone ni siquiera donde han sido fabricados.

Organizar fábricas para la producción de estos materiales no precisa de una tecnología sofisticada, en algunos casos simplemente llegar a acuerdos con empresas del sector y ofrecerles pasar al servicio público.

De toda catástrofe siempre hay beneficiarios, los importadores y las empresas de producción han aumentado las ganancias en un 10.000 %. Las acciones de algunas empresas han subido un 1.000%.

Con lo que ha pagado la sanidad española: Estado, Comunidades Autónomas y hospitales públicos, a los que hay que añadir algunos ayuntamientos, se podían haber creado unas cuantas fábricas con capacidad para proteger a todos los ciudadanos. La estrategia de grandes almacenes no es de recibo puesto que una vez se agoten o se rebaje el almacenaje se tendría que comprar al precio que los piratas señalen. No se puede depender de otros que están esperando nuestra debilidad. No importa que el precio de producción salga más caro que comprar a los importadores (intermediarios) de las fábricas de Asia, al final, salen las cuentas, en seguridad, vidas y abastecimiento y hasta en precio. A la par de la creación de las industrias públicas se debería potenciar la investigación para la mejora del material de protección.

Más personal sanitario.

Es una vergüenza que los médicos que han estado al pie de la UCI tengan que manifestarse en estos tiempos porque se consideran esclavos de la sanidad española, véase sino las reclamaciones de los médicos que están haciendo el MIR, los de enfermería y por no decir el trato salarial del personal de las ambulancias.

Se ha dicho hasta la saciedad que faltaban médicos y personal sanitario, no hay cosa más fácil, más universidades y centros de formación para prepararles. Si no se hace es porque no se quiere.

Desde aquí nos solidarizamos con las reivindicaciones del personal de enfermería, MIR, ambulancieros y todo el personal sanitario.

Hospitales especializados en previsión de pandemias.

Que la sanidad no tiene que ser un negocio, sino un servicio público, estamos hartos de proclamarlo, pero no es así, el capital pirata y corsario está como loco buscando hospitales para comprar, es el gran negocio de estos tiempos y ello es debido a que los gobiernos (Estado y Comunidades Autónomas) con sus prácticas regresivas están potenciando la sanidad privada. Disponemos de una sanidad pública muy buena (podría ser mejor), pero la falta de médicos, hospitales y otros servicios sanitarios han generado unas listas de espera de meses, esta estrategia favorece a la sanidad privada, decimos estrategia porque está claro que a más listas de espera más personas se apuntan a la sanidad privada en la creencia de un mejor trato y más rapidez, pero en los casos graves remiten a los enfermos a la sanidad pública. Otro caso son los conciertos con hospitales privados, lo hemos visto con esta pandemia, unos acuerdos rayando al delito (servicio de UCI, 42.000 euros). Algunos ministros, subsecretarios y consejeros se están ganando el futuro de las puertas giratorias.

No importa que los hospitales estén vacíos, tanto mejor y que los sanitarios estén esperando, como los bomberos.

Ya hemos dicho que el tiempo de espera de los sanitarios debería servir para la formación. Imaginemos un hospital en el que hay sanitarios que esperan a los enfermos en el centro de estudios, en la biblioteca, en el laboratorio, en la sala de conferencias y mesas redondas. Lugares donde se intercambian conocimientos y experiencias, ¡qué maravilla!. Se preguntarán como pagarlo, sencillo, con el ahorro que supone una buena sanidad pública.

Qué triste debe ser la soledad del médico rural, de una enfermera o del especialista en el hospital comarcal de una de las provincias vaciadas, Zamora, Teruel, Soria, Palencia y otras. Qué alegría poder compartir unas horas con compañeros de un CAP de Barcelona, Madrid o Valencia intercambiando experiencias o asistir a una conferencia sobre enfermedades raras o con compañeros de los otros servicios sanitarios como enfermería, ambulancias, camilleros, trabajadoras administrativas, auxiliares de enfermería. Todas aprenderían de las experiencias de los demás, habría una comunicación más directa, sin prisas, colaboración en definitiva. Esto es la formación continuada.

Todo lo demás es utilizar a los sanitarios como mercancía como en la sanidad privada, tantas visitas tanto dinero. La sanidad privada no forma especialistas les exige que estén formados, por eso la mayoría son trabajadores de la pública que hacen pluriempleo, en muchos casos es un complemento para tener un salario digno.

Esta pandemia nos ha mostrado una de las caras más perversas: la política, que ha utilizado a eminentes científicos como fuerza de choque involuntaria contra otros partidos y comunidades. La inexperiencia y desconocimiento de los científicos de lo que son en realidad los políticos, les ha llevado a creer en los cantos de sirena, pero cuando ya no los necesitado los han tirado como a los pañuelos de papel después de limpiarse la nariz. La política para los políticos y la ciencia para los investigadores, el científico tiene que ser independiente de la política, no ser seguidor de nadie, solo de la ciencia.

Qué extraordinario sería un centro de investigación donde pudieran compartir experiencia y trabajo científicos de los hospitales de Barcelona, Madrid, Valencia con los del CSIC y otros hospitales y no someterlos a una carrera individual.

Si no conociéramos lo que han padecido nuestros compañeros sanitarios no nos creeríamos lo de la pandemia, pero nos han contado de primera mano el trabajo que ha habido en las UCIs, el estrés que han pasado, el miedo a contagiar a sus seres queridos, porque a los políticos lo único que les interesa es la economía, el turismo, las terrazas de los bares, al parecer los contagios no importan.

NO HAN APRENDIDO NADA.

TODO SEGUIRÁ IGUAL.

LOS IMBÉCILES NOS SEGUIRÁN GOBERNANDO.